¿Qué es eso que muchas mujeres esperan su llegada con tantas ansias, pero que al llegar puede ser un incansable calvario? Sentir que tus hormonas son tus peores enemigas, que tu cuerpo solo quiere aislarse entre las sábanas y no querer salir hasta que la marea se haya ido. Un proceso que se repite mes a mes en las mujeres en edad fértil, pero que “solo es un sangrado y que ya pasará”, como dicen algunos hombres.
Y si supieran que hay más que dolor e incomodidad lo que nos afecta. Inseguridad, asco y vergüenza son sensaciones que han instaurado en nuestras mentes desde que menstruamos por primera vez, incluso en algunos casos son autoimpuestas, pero ¿por qué? Si con la implicancia biológica ya es demasiado.
Tenemos que recibir nuestro paquete de toallas higiénicas en una bolsa negra, susurrar cuando la conversación es sobre menstruación, mirarnos a cada rato la parte trasera de nuestro pantalón cuando salimos a la calle y guardar bajo siete llaves ese pantalón blanco que nos queda espectacular. En adhesión con eso, todavía nos impiden cargar un bebé, darnos un chapuzón en la piscina, hacer ejercicio, tener relaciones sexuales, disfrutar de un baño caliente, etc.
La comunidad médica, los educadores y los políticos hacen gran parte de la responsabilidad, pues ignoran las cuestiones de interés para los cuerpos de las mujeres. Como resultado de esto, las mujeres suelen saber muy poco acerca de cómo funciona su propio cuerpo, y estos grandes vacíos en la información dan pie a la proliferación de mitos y creencias que solo limitan, restringen y afectan aún más la gestión de la salud menstrual en las mujeres.
Podría contar con los dedos de la mano los hombres que conozco que saben cómo usar correctamente una toalla higiénica. Y creo que me sobran los diez dedos para encontrar a uno solo que me haya sabido explicar cómo funciona un ciclo menstrual, más grave sería plantearles saber sobre las desconocidas y tantas patologías ginecológicas que alteran la menstruación.
Del mismo modo, los hombres trans y las personas no binarias, que cuentan con un sistema reproductor femenino, suelen enfrentar obstáculos para informarse u obtener suministros que les permitan manejar la menstruación de forma segura, obstáculos que incluyen posibles amenazas a su seguridad y bienestar.
Pero, no todo es negativo, en los últimos años la gestión de la salud menstrual se ha convertido en temas de conversación entre defensores de las niñas, profesionales en temas sociales, expertos en materia de derechos humanos y especialistas del desarrollo mundial, así como “Nuestro Ciclo”, esta plataforma que tiene el objetivo de visibilizar y abordar los problemas, mitos y desinformaciones relacionados con la salud menstrual en pueblos originarios del Perú, donde el acceso a la información y la atención de los especialistas en salud y educación es muy limitada.